miércoles, 9 de julio de 2014

Capítulo 9- Hermanastros

Llegué a casa a las 00:00 de la noche y Justin se estaba tirando a Courtney en el sofá. Pasé de ellos. Me daba igual lo que hicieran. Hoy no tenía ganas de nada, solo quería llorar, llorar y llorar. Se me han venido a la mente muchas cosas. Como por ejemplo cuando me dejó mi novio.
•Flasback•
Me estaba arreglando para salir con Jake. Habiamos quedado, yo le iba a decir que me mudaba y que igual no volvía más. Me puse unas mallas negras, una sudadera azul clarita con unas all-star blancas bajas, en el pelo me hize una coleta alta y me puse unos pendientes negros, y salí de casa. Habiamos quedado en la plaza del centro donde nos reuníamos los amigos, pero ese día solo quedé con Jake para despedirme de él. Estaba sentado en el banco de siempre con la mirada perdida, mirando a no se donde. Me acerqué por detrás y le di un gran susto, haciendo que gritara como una chica. Yo me reía a más no poder.
-Muy graciosa, que sepas que me has dado un susto de muerte, ya pensaba que era un violador-dijo de broma.
-Sí hombre y batman también-le seguí la broma y los dos nos reimos.
-¿Vamos a dar un paseo?-me dio la mano y yo no la aparte.
-Sí, vamos.
Nos fuimos a dar un paseo y el me invitó a un helado. Me le pedí de chocolate y él de vainilla, nos sentamos en el parque a comerlo.
Había un silencio, un poco incómodo. Ninguno de los dos decíamos nada, creo que se temía que le iba a dar una mala noticia, solo espero que no me deje, porque si lo hace me mata. Él habló primero.
-¿De qué querías hablarme cariño?-me tocó la mejilla con la palma de su mano.
-Pues verás, sabes que mis padres se han divorciado, ¿Verdad?-asintió.- Pues yo me
voy a vivir a Atlanta con mi padre y lo más seguro es que no vuelva nunca.
-¿Cuando te vas?
-Mañana.
-¿Y me lo dices ahora?-me gritó tan fuerte que hasta el más sordo del mundo le oiría.
-Me he enterado esta mañana y te he llamado.
-Yo no creo en las relaciones a distancia Shiara-no me miró a los ojos.
-¿Me estás dejando?-se me cayó una lágrima.
-Sí.
-¿Vas a tirar 3 años de relación a la basura?-le grité.
-No cariño-me miró a los ojos.- Han sido los 3 mejores años de toda mi vida.
-¿Entonces porque me dejas?
-Porque no quiero que estés todos los días llorando allí por mí, quiero que seas feliz y yo no soy el indicado.
-Pero yo te amo-tenía la cara llena de lágrimas.
-Y yo a ti, ven aquí princesa-abrió sus brazos para que le abrazara.- Te amo-susurró en mi oído.
Nos pasamos toda la tarde dándonos besos y cariño, porque los dos lo echaríamos de menos.
Fin de flasback
Eran las 3:00 de la madrugada y yo seguía llorando, hoy haría 4 años con Jake y todos los recuerdos me venían a la mente, el primer beso que nos dimos, su primer te amo, nuestra primera vez, con él perdí la virginidad y no me arrepiento porque estaba enamorada y aún lo sigo estando. Tengo miedo a no olvidarle nunca. No podía dormir entonces me levanté de la cama y baje a la cocina para comer algo. Abrí el congelador y saqué helado de chocolate, cogí una cucharilla y me fui al sillón. Puse la televisión y me puse a hacer zzaping de canales, dejé bob esponja ya que no echaban nada en la tele. Estaba tranquila y me asusté cuando se hundió el sillón. Miré a mi derecha y vi a Justin sentado a mi lado mirándome. Yo pasé de él y seguí viendo la televisión y comiendo de mi rico helado, el helado es algo que me relaja cuando estoy triste o deprimida. Hace que me sienta mejor conmigo misma y me hace olvidarme un poco de mis problemas.
-¿Estás bien?-me asusté cuando Bieber habló.
-Sí-era obvio que mentía.
-Pues tus ojos dicen lo contrario-me giró la cara haciendo que le mirara.
-Estoy bien, dejame en paz-le separé de mi.
-Solo quiero ayudarte, yo también estoy mal-le miré seria.- no es facil ver a tu madre con otro.
-Para tú información, yo no estoy mal por eso asi que si no sabes mejor cállate.
-Lo siento.
-No pasa nada-le dije muy seca.
-¿Sabías que el helado engorda?
-Sí, pero es lo único que me relaja cuando estoy triste.
-Pero hay otras cosas que relajan-le miré.
-¿Cómo cual?
-A mi me encanta la música, me relaja mucho cuando estoy triste.
-La música es mi vida-dije en voz baja.
-¿Y por qué no haces música?-me preguntó curioso.
-El primer día que llegué aquí toque una vez, pero ese día me jure que no iba a tocar mas-baje la cabeza.
-¿Por qué?
-Ese día llore mucho, porque el día antes me dejo mi novio, con el que he estado tres años y estoy así porque hoy hariamos cuatro años juntos-derramé una pequeña lágrima que salió por mi ojo derecho.
-Ese tio es idiota, no sabe lo que se pierde y a lo de la música tócala, que no pierdes nada-me miró a los ojos.
-No puedo, todas las canciones me recuerdan a él
-Alguna habrá que no.
-Todas-le miré a los ojos.
-¿Te puedo contar un secreto?-asentí.- La música también es mi vida, si me la quitan me muero y aveces siento que se me va-estaba a punto de llorar.
-¿Por qué dices que se te va?
-Me da miedo decirle a la gente que me gusta, en mi instituto hay un chico que toca todos los años. Tiene una voz increíble y le abuchean y dicen que eso es de pringaos.
-No les hagas caso, los pringaos son ellos. Además seguro que tienes una voz increible-le sonreí.
-Seguro que tú también-me devolvió la sonrisa.
Levantamos la cabeza a la vez haciendo que nuestros miradas se cruzaran, nos quedamos enganchados mirandonos a los ojos, él se fue acercando a mí poco a poco, yo me estaba poniendo muy nerviosa, pero mi cuerpo no se alejaba, quería hacerlo, pero no reaccionaba. Estaba enganchada en su mirada y en su preciosa sonrisa. En ese momento me olvide de todos mis problemas, solo quería rozar mis labios con los suyos. Estábamos a escasos milímetros, nos mirábamos fijamente a los ojos, él puso la palma de su mano en mi mejilla, cerramos los ojos y cuando estábamos casi rozando los labios escuchamos una voz chillona.
-Justin, cariño, ¿Por qué no estas en la cama?-dijo con esa voz tan fea que tiene.
-Roncas como los cerdos-yo solté una carcajada gigantesca.
-Yo no ronco-salió  la defensiva.
-Te he grabado-buscó la grabación y la puso, yo no paraba de reírme.
-Tú no te rías que no hace gracia.
-Si que hace-no paraba de reírme y Justin tampoco.
-Courtney lárgate-no paraba de reírme.
-No es tú casa así que me quedo aquí-se sentó en el sofá.
-Ahora es su casa también, vete Courtney-Justin la levantó del sillón y la llevó a la puerta.
-¿Dónde voy?, le dije a mis padres que me quedaba en casa de una amiga.
-¿Y por qué? sabes que tú y yo solo follamos.
-Déjame quedarme esta noche-le suplicó.
-No-la echó fuera y se acercó a mi.-¿Por dónde íbamos?-se acercó mucho a mi.
-Me voy a dormir-me levanté corriendo antes de que pasara algo.
-Pero no te lleves el helado-me lo intentó quitar pero no pudo.
-Me le ha comprado mi padre así que es mío.
-Jo, yo quiero un poco-me puso cara de cachorrito.
-Esas caras conmigo no funcionan, así que no lo intentes-y con eso me subí a mi habitación.
Me tiré en la cama y me puse a comer helado, estaba tan concentrada que cuando menos me lo esperé me quitaron el helado de la cuchara. Miré a mi derecha y vi a Justin lamiéndose los labios de chocolate.
-Mi helado-le miré con cara de asesina.
-¿Sabes como estaría más rico el helado?-se tumbó encima mío.
-¿Cómo?-le dije coqueta.
-De tus labios-se los relamio de una manera muy sexy.
-Pues que sepas que no me vas a besar.
-Eso lo dirás tú, porque yo consigo lo que quiero y cuando quiero-se acercó muchísimo a mí.-Además ahora nada puede interrumpirnos-.
Estabamos muy cerca y sonó mi móvil miré la pantalla y me quedé blanca. Era jake.
-¿Estás bien?-asentí.- ¿Quienes?-preguntó curioso.
-Mi ex.
-¿El imbécil qué te dejo?-se puso serio-asentí.-Contesta.
-¿Qué vas a hacer Bieber?-miedo me daba.
-Tú hazlo y pon el altavoz-lo hizé.
Conversación telefónica
-Hola Jake-dije seca.
-Ahhh...Ahhh...más duro, mas, mas-gemía justin.
-¿Quién es ese?-preguntó serio.
-Soy su novio-dijo Justin partiendose de risa.
-¿Qué haces?-le susurré a Justin al oído.
-Tú dejame a mí.
-¿Me quereis decir que cojones está pasando?-se cabreó.
-Oye chaval a mí te me relajas-dijo Justin muy tranquilo.
-¿Cómo que me relaje? me has robado a mí chica-le chillo.
-Yo ya no soy tú chica-le dije seria.
-Quiero volver contigo Shiara, pero veo que ya me has olvidado-se notaba en su voz que estaba llorando.
-Yo no te he olvidado Jake-se me calló una pequeña lágrima.-Pero lo mejor es que tú hagas tu vida y yo la mía.
-Te has buscado novio, yo te estoy esperando porque tengo esperanzas de que algún día volverás.
-Yo no voy a volver. Mi padre se va a casar y me quedaré aquí a vivir.
-Vale, y tú chaval cuidala muy bien porque es una gran chica-estaba muy serio.
-Es que yo la quiero para follar-me guiñó un ojo.
-Pues aléjate de ella-gritó.
-No me da la gana y dejanos follar tranquilos, adiós-colgó.
Fin de la conversación
-¿Por qué le has dicho eso?-le alejé de mí.
-Por que se lo merece. Es un cabrón. Él es un interesado que como se siente solo te llama-me gritó.
-No es cierto, el me ama Justin igual que yo a él-grité más alto.
-¿Amarte?, espera que me reía un poco, él te dejo y vete tu a saber si no tenía otra novia.
-Tú estas celoso y no soportas que este enamorada de otro-le grité.
-¿Yo celoso? ni siquiera se que es eso.
-Pues es cuando no soportas que la persona que quieres este con otro-me reí.
-Yo no te soporto a ti. Eres una niña de papá que se lo dan todo hecho-se alteró mucho.
-Eres un subnormal
-Mimada.
-Imbécil.
-Niñata-en cada insulto dabamos un paso.
-Gilipollas.
-Fea.
-Cabrón-me besó.
Si, Bieber me estaba besando y yo me quedé en shock,me rodeó la cintura con sus brazos y yo no sabía que hacer si pegarle una bofetada o seguirle el beso, me decanté por la primera. Se la di pero el me volvió a besar metiendo la lengua hasta lo más profundo de mi boca. Yo me rendí y al final se lo seguí. Nuestros labios se movían al compás, encajaban a la perfección, parecía que estaban hechos para estar juntos. Apenas podíamos respirar pero en ese momento nos daba igual, estábamos disfrutando del beso, tanto él como yo, el beso era suave pero a la vez salvaje, era perfecto. Cuando me quisé separar nuestros labios estaban tan sumamente pegados que les costó un poco. Le mordí el labio inferior al separarnos y el los volvió a capturar para seguir besándolos, yo me dejaba, era perfecto el beso, creo que el mejor que me han dado nunca. Él se alejó de mi y me miró a los ojos y sonrió.
-Me encanta como besas pelo rojo, tienes unos labios muy dulces, mejor que el azúcar-se los relamió.
-A mi también me gusta como besas-rodeé las piernas en su cintura y acerqué su cabeza para volver a besarlo.
Nos besábamos con pasión, metí mi lengua en su boca haciendo que ambas se unieran. Las dos jugaban, se acariciaban y disfrutaban tanto como nosotros. Él fue para atrás hasta que yo caí en la cama, en ningún momento nos separamos, solo para coger un poco de aire un segundo y luego volvíamos al ataque. Yo sonreí en su boca, la sonrisa me salió sola, ni siquiera se porque. Me mordió el labio y me salió un gemido ahogado. Hice un movimiento y quedé encima de él. Me separé de sus labios y le miré un momento a los ojos. Me sonrió. Esa sonrisa tendría que estar prohibida, porque hace que te enamores, es preciosa, realmente preciosa. Yo fui directa a su cuello. Empecé a besarlo haciendo que el gimiera, gemía en mi oído y eso a mi me ponía más. Mucho más. Noté un bulto en mi entrepierna, me separé de su cuello y lo miré a los ojos y poco a poco fui bajando la mirada, fijándome en sus abdominales bien formados y trabajados hasta que llegué a mi destino. Su entrepierna, se la agarré con mi mano y el gimió altísimo. Dando a saber lo cachondo que estaba. -Necesito hacerlo pero ya-me giró quedando yo abajo.
-Yo no tengo ganas que son las 4:00 de la mañana-le alejé de mi.
-¿Pero has visto como estoy? esto no va a bajar Shiara-me gritó.
-Vete al baño y te haces unas pajas, ya verás como baja y ahora adiós que quiero dormir-y con esto se largó.
A la mañana siguiente me levanté y eran las 16:00 horas. Bajé y no había nadie abajo, fui a la nevera y saqué dos huevos y bacon, después fui a la despensa y saqué cuatro patatas. Estaba pelando las patatas cuando siento unas manos rodear mi cintura y un aliento en mi oído derecho.
-Buenos días pelo rojo-susurró con una voz muy sensual en mi oído.
-Querrás decir buenas tardes.
-No me cortes el rollo, anoche me masturbe pensando en ti-abrí los ojos como platos.
-Suéltame.
-Dame un beso-me giró.
-No.
-Venga solo uno-puso morritos.
-Esta bien, pero pequeño-hice el gesto con las manos.
-Con lengua.
-Sin lengua.
-Esta bien sin-y me besó.
Me metió la lengua hasta la garganta.
-Hemos quedado que era sin lengua-le separé.
-Yo no he quedado nada-me sonrió perverso.
-Gilipollas-me giré para seguir pelando la patata.
-¿Pedimos pizza?
-Iba a hacer la comida-le enseñé la patata.
-Eso para cenar, voy a llamar a la pizzería-asentí.
Guardé todo lo que había sacado y fui al salón. Justin estaba viendo la televisión, tenía puesta un película de indios y vaqueros. ¿En serio?, tenía agarrado el mando con la mano e intenté quitársele  pero fue un intento fallido. ¿Quiere jugar?, pues vamos a jugar. Empecé a subir mi mano por su muslo suavemente y notaba como se empezaba a poner. Fui subiendo más y más hasta que llegue a su entrepierna, toqué con mi dedo meñique su miembro y fui añadiendo el resto poco a poco haciendo que se pusiera cada vez más duro. Bingo. Soltó el mando de la televisión y yo aparté su mano y le cogí. Eche a correr por toda la casa con el mando en las manos, notaba como me pisaba los talones, cada vez le tenía más cerca. Me cogió en brazos y echó a correr al jardín conmigo en brazos tirándonos a ambos a la piscina y yo con el mando de la televisión. Salimos a la superficie y yo me reía a más no poder.
-¿Qué te hace tanta gracia?-le enseñé el mando.-Te mato, ¿Cómo cambio yo ahora de canal?-gritó.
-Te levantas a la tele y cambias-me reía.
-No me hace gracia-estaba muy serio.
-Vale-llamaron a la puerta.-La  pizza.
Eché a correr a la puerta y ahí estaba el pizzero, estaba buenísimo. Era alto, moreno con ojos azules y con un cuerpo buen formado, iba sin camiseta. Se relamió los labios e hizo que yo lo hiciera también.
-Hola hermosura, ¿salimos esta noche?-sonrió.
-Dame tú número y si eso luego te llamo-me lo apuntó en la caja.
-Aquí tienes y la pizza para ti es gratis-volvió a sonreír.
-No hace falta-enredé mis puntas en mis dedos.
-Como no te largues ya te meto una hostia que te mando a Cuenca-gritó Justin muy serio.
-Tranquila fiera-se rió.
-¿Cómo que tranquila?-le quitó la pizza de las manos, le dio el dinero y le cerró al puerta en las narices.
-¿Celoso Bieber?-me reí.
-No-se dirigió al sofá y yo hice la misma acción.-¿Qué es esto?-señaló el número de teléfono.
-El número del pizzero, pero no te pongas celoso-me puse encima de el.
-Quita-me empujó hacía el sofá.
Me quité. Ya me echara de menos, nos pusimos a comer la pizza y ninguno de los dos hablaba, estábamos mirando la película que estaba antes. Pasamos la tarde en silencio, él ni me miraba y yo la verdad le echaba de menos. Cogí el móvil y me conecté a todas las redes sociales, miraba las notificaciones y le daba a me gusta a las fotos que me gustaban. Así pasé la tarde del domingo, ni un rozamiento, ni un beso, ni anda absolutamente nada. A las 22:00 me subí a mi habitación y me di una ducha relajante. Cuando salí me envolví en una toalla y me sequé el pelo, me hice un moño alto, me puse el pijama y salí del baño. Me metí a la cama y cerré el día.